El 21 de Junio de cada año es un día especial para los pueblos indígenas, porque se celebra un acto ritual festivo en relación al cambio de ciclo o año nuevo. Para los aymaras se denomina “MACHAQ MARA”. Esta festividad ritual se ha practicado desde tiempos inmemoriales por los andinos, perdió su sentido o significado en la primera y segunda mitad del siglo XX, producto de la transculturización y pérdida de identidad de los AYMARAS.
Los distintos pueblos a través de su desarrollo cultural alcanzaron a desarrollar un calendario anual, con el cual realizaron sus actividades de sobrevivencia. Bajo el marco anterior, el pueblo AYMARA también desarrollo un calendario anual, de carácter agronómico en base al cual desarrollaron la agricultura y la ganadería andina. Este calendario se inicia con la celebración del año nuevo aymara, llamado “MACHAQ MARA”, en lengua aymara. El año nuevo para los pueblos andinos es el 21 de junio de cada año. Esta fecha ha sido adecuado por el cristianismo al 24 de junio de San Juan; El 21 de junio es la fecha en que el ASTRO SOL (Tata Inti, para los aymaras), se encuentra lo más distante de la tierra (equinoccio del hemisferio Sur, y a su vez inicia su retorno, es el periodo en que se registran las temperaturas más bajas y marca la finalización del año agrícola y el inicio de un nuevo ciclo. Este calendario aymara está referido a tres estaciones que marcan el año agrícola: Juypipacha: Época de heladas y procesamientos de tubérculos. Awtipacha: Época de seca y siembra. Jallupacha: Época de lluvias y maduración de los cultivos. Cada una de estas estaciones agrícolas tienen sus celebraciones, sin embargo la mayor celebración en el mundo andino es el año nuevo (Inti Raymi, se llama para los quechuas y para los mapuches witripantu). En este acto ritual de termino de un periodo, se conversa como una persona con los dioses tutelares en especial el Tata Inti (padre sol), que según la visión andina hace posible la fertilización en la PACHAMAMA, germinación y maduración de la vida y por dicho motivo se le pide que vuelva para reiniciar el otro ciclo. Por la razón anterior, los aymaras realizan actos rituales de ofrenda al “Tata Inti”, para que este dios tutelar regrese. En esta concepción aymara, los abuelos cuentan que en tiempos antiguos, en esta fecha, en la zona del altiplano, se quemaban grandes extensiones de paja brava, señalando con ello que estaban abrigando al sol, similar situación de los pueblos agricultores de la precordillera, quema de guano y matorrales y restos de cultivos del ciclo anterior. Si uno analiza más a fondo esta actividad cotidiana, vera en ella que la quema de paja brava era para su renovación y de esta forma tener alimento renovado para las llamas y en el caso de precordillera, la quema servía para limpiar los campos de cultivo, abono y de esta forma iniciar el nuevo ciclo agrícola. Esta actividad ritual de celebración del Machaq mara, se había perdido, sin embargo, se le ha rescatado y al día de hoy es organizada por las organizaciones aymaras, además con la promoción y difusión de la educación intercultural bilingüe se ha iniciado su celebración en algunos colegios tanto urbanos, como de los valles.